CIUDAD OBREGÓN.- Los niños han naturalizado la violencia en sus vidas al grado de sentarse en la banqueta de su cuadra y sin mostrar asombro, ver como el cuerpo sin vida de una persona que recién fue asesinada es levantada por el Servicio Médico Forense. 

Esa cotidianeidad de la violencia es producto de la sobre exposición a contenidos que hacen apología del delito en televisión y en internet y que diariamente consumen los menores de edad, combinado con situaciones de violencia que viven en sus hogares, expresó Belia Lizárraga Rubio. 

La coordinadora de Programas Preventivos del Centro de Integración de la Familia y el Adolescente (CIFA) comentó que es inevitable que los niños sean conscientes de la realidad que viven en el municipio en materia de violencia, pero no al grado de permitir acudan a escenas del crimen a ser espectadores por morbo. 

Es responsabilidad de los padres supervisar lo que sus hijos consumen en programas, películas y caricaturas tanto en internet como en televisión y permanecer siempre atentos a cambios de comportamiento. 

Añadió que la exposición a la violencia y a escenas en las que hay víctimas de situaciones en las que no hay espacio para el dialogo, entendimiento y control de impulsos, termina por influir de forma negativa en el comportamiento de los niños a corto y largo plazo. 

“A partir de los seis siete años de edad cuando el niño ya tiene un concepto de lo que es incurrir en acto violento, de lo que es bueno o malo, ahí es cuando empieza a manifestar esa sobre exposición a la violencia, sin niños que pelean, golpean, gritan no saben dialogar, que buscar mostrarse superiores”, añadió. 

La también psicóloga destacó la importancia del ejemplo que los padres den en casa, para que independientemente de la violencia a la que estén expuestos en el exterior, los pequeños tengan sus propios argumentos para decir “yo no quiero caer en eso”.

“Sin embargo hay niños que vienen de hogares muy disfuncionales pero cuando ellos tienen la oportunidad de elegir la vida que quieren llevar eligen ser funcionales, deciden copiar patrones pero de personas fuertes, personas de bien”, añadió.