Que contrastes tan marcados se ven a veinte días del relevo en Cajeme, las oficinas del gobierno municipal parecieran ser sucursales de funerarias, caras largas y resignación adentro, chismes y chistes en los pasillos.

Por más que diga el Alcalde que dejará al municipio en mejores condiciones de las que lo encontró en 2015 la idea no permea en los ciudadanos, y es que los cajemenses quisieran ver reflejado el manejo responsable de las finanzas y la disciplina en el gasto en mejores servicios públicos.

Puede haber un manejo de deuda a largo plazo responsable reconocido incluso por calificadoras, pero si el ciudadano cae en un bache al circular por la calle la descalificación es automática para el responsable de la administración municipal, lo mismo pasa con la mala calidad de la obra, el deficiente, muy deficiente alumbrado público, súmele a eso que a mitad de año ya alcanzábamos los tres dígitos en homicidios dolosos.

Por la nula rendición de cuentas de los servidores públicos de la pasada administración -que fue a todas luces un desastre- es que no sorprende que los ciudadanos hayan relegado al PRI de palacio municipal, si hace un año alguien se hubiera aventurado a decir que solo conservarían dos posiciones hubieran cuestionado su cordura. 

Ya falta poco para ver que va a pasar con el cuerpo de regidores que Morena y sus aliados presentarán en cabildo, así como el papel de los ex candidatos a alcalde representando a sus partidos y los independientes, refieren que ahora sí habrá transmisión de las sesiones de cabildo al menos en las redes sociales.

De llamar la atención que algunos regidores electos de Morena y la actual en funciones Gabriela Martínez estén más al pendiente de relaciones laborales al interior y perciban su llegada al gobierno municipal como la madre de las venganzas contra quienes tuvieron algunas diferencias propias de un organigrama, desde antes de rendir protesta ya se erigen como los justicieros y hablan de cabezas que rodarán, que los priistas “lo van a pagar caro”.

Preocupa que los futuros ediles de Morena no hablen de productividad, de eficiencia, de la mejora constante en el servicio público y se limiten a intervenir para defender causas de trabajadores perezosos. 

Con todo respeto, pero no es lo mismo adueñarse de la calle o de la plaza para lanzar consignas con el puño levantado que utilizar esas manos para hacer algo en pro de la comunidad o al menos ponerse a trabajar para el progreso personal. Ese discurso del proletariado oprimido contra el rico envilecido nunca ha hecho eco en estas tierras.

Contrastando con el tono y las formas que los dos grandes impulsores del triunfo de Morena tienen en el periodo de transición -Peña Nieto y López Obrador- aquí en Sonora las posturas no auguran nada bueno.

Si bien la esencia de la izquierda es la postura contestataria y contra lo establecido, el tono regañón y la exigencia de un trato preferencial por parte de la Gobernadora a los Alcaldes electos de Morena en Sonora basado en lo que a su juicio es “el mandato ciudadano” no justifican las actitudes de separación y encono, el verdadero mensaje de los votantes es que se pongan a trabajar y den resultado los tres niveles de gobierno. 

Tal vez Sergio Pablo Mariscal deba reflexionar en lo que al municipio y sus habitantes les conviene basado en las experiencias cuyo recuerdo aún está fresco, se pudiera entender y hasta justificar de otros integrantes de su coalición cuya experiencia en la política es nula, pero estamos hablando de un Alcalde electo que viene de la academia, que lo suyo es el intercambio de ideas por encima de las descalificaciones, de alguien que por su perfil debiera ponderar el debate y el diálogo sobre los golpes en la mesa y el revanchismo. 

Los cajemenses queremos un alcalde eficiente, ya hemos tenidos muchos que la soberbia y falta de humildad les han impedido alcanzar acuerdos cuando sus interlocutores tienen un origen partidista distinto.

En general, el tono de quienes a futuro estarán al frente de los municipios en Sonora debiera ser para tender los puentes de diálogo con el Ejecutivo Estatal considerando que ya el Presidente Electo López Obrador aclaró ante los gobernadores en funciones y electos que los llamados “superdelegados” no tendrán las funciones que originalmente ellos mismos habían dado a conocer.