En los últimos días las cosas no le han salido del todo bien al Alcalde de Cajeme, se ha convertido en el villano de las charlas de café por lo que pareciera ser su empeño en cubrirle la espalda a los últimos dos ex alcaldes, ambos emanados del PRI, desde fuera así se perciben las cosas.

Tratar de entender la situación actual de Cajeme desde un punto de vista partidista es lo más sencillo. -El Alcalde está para tomar decisiones y lo está haciendo- dicen los morenistas leales a Mariscal, -Su desorden nos arrastrará- asegura la oposición.

Se equivoca el Alcalde si cree que en soliloquios va a tener la verdadera retroalimentación y un mayor conocimiento de los problemas y posibles soluciones para el municipio, hasta ahora se parecen más a los tiempos de Rogelio Díaz Brown donde sus colaboradores veían en cada propuesta por una mejora, un complot con el propósito de desestabilizar.

Recién se han cumplido cinco meses de la llegada de Sergio Pablo Mariscal a la presidencia municipal y lo que más ha acaparado la atención son sus desencuentros con regidores de oposición, de su misma coalición, con reporteros y ahora con el ex director del Oomapasc, en todos ha salido mal librado ante la opinión pública.

El deseo de dejar claro quién manda no le ha dejado buenos dividendos. Vaya auto sabotaje, en cabildo dijo que “no daría de comer a los medios”, haciendo declaraciones estridentes o mostrando divisiones, no solo los medios han quedado satisfechos, también sus adversarios políticos se han saciado.

Si el barco de Mariscal Alvarado se llama Cajeme claro que todos estamos arriba y soplaremos las velas hasta llegar a buen puerto, nadie le apuesta al naufragio y menos si consideramos que el barco aún no parte. Pero si la embarcación lleva por nombre Continuidad u Opacidad claro que se harán esfuerzos desde todos los frentes por hundirla. No votaron por él en julio pasado por su carisma o su discurso convincente, Morena llegó al poder por representar la lucha frontal contra la corrupción y un supuesto apego a la rendición de cuentas.

Muy coloridos

Parte del equipo del Alcalde no ayuda, por el contrario, en su afán de obtener un protagonismo al interior de su grupo toman decisiones tan inexplicables como absurdas, el ejemplo más reciente, contravenir lo establecido en un reglamento en el caso del uso de un color institucional.

En 2010, la iniciativa de Armando Alcalá Alcaráz en aquel tiempo regidor del PRI logró consenso y quedó plasmada en el Reglamento Interior, se trata de utilizar un color que no estuviera asociado a algún partido político, ocho años después se pretende hacer una simulación pintando la fachada de un edificio público, se buscó el aplauso fácil del equipo cercano, el resultado fue una mancha para la administración municipal al no percibirse ni siquiera respetuosa del Reglamento Interior. La justificación que así estaba hace años está fuera de lugar, no le pagan al administrador de la Central de Autobuses por restaurar inmuebles.

Riesgo en cabildo

Entre tanto río revuelto pocos hablan de algo inaceptable para la vida política del municipio y que de consumarse sería un despropósito; Morena y sus aliados buscan las presidencias de las comisiones de cabildo para sepultar cualquier investigación que pretenda destapar la basura que desde 2012 se esconde bajo la alfombra de la simulación.

Seamos claros, sin el afán de ofender y mucho menos de establecer superioridades más allá de los límites que todos tenemos en nuestro razonamiento pero... no son los mejores perfiles para ocupar las presidencias. ¿Para qué quieren los regidores de Morena dichas presidencias si no cumplen en la mayoría de los casos ni siquiera con su asistencia? ¿En qué nos beneficia a los ciudadanos que exista hegemonía por no decir sumisión de estos integrantes del Gobierno ante el titular del ejecutivo?

Ojalá lo reflexionen – si es que tienen esa capacidad- y dejen de lado esa intención, ahí sí amable lector- ahí sí se ve mala intención.